Una de las ideas que nos cruzan la mente casi siempre que vamos a emplear un taladro es: “¿tocaré en algo que no debo?” Hoy en día existen herramientas capaces de detectar muchos materiales distintos a través de la pared, y siempre es una buena idea emplear uno si no estamos seguros de qué puede esconderse detrás del punto en el que vamos a practicar el orificio. Sin embargo, tampoco está de más tener algunas nociones de qué es lo que suele correr por nuestras paredes, bien sea para quitarse miedos, bien para tomar precauciones.
01 Los cables eléctricos
Una instalación eléctrica de una vivienda puede tener, perfectamente, varios kilómetros de cable corriendo por sus paredes. Se diría que es un milagro, en tal situación, no topar con algún hilo cuando hacemos algún agujero. Sin embargo, si no suele ocurrir, es porque, en realidad, los cables de distribuyen de una manera muy racional, dejando despejadas grandes áreas de las paredes.
Normalmente los tubos por los que circulan los cables se lanzan hacia el falso techo desde interruptores y enchufes; desde allí, corren hasta las cajas de registro, de las que puede haber varias situadas por la casa. Todas esas cajas de registro se unifican después en una general, junto al cuadro eléctrico. Además, también podemos encontrar cable dispuesto en sentido horizontal, entre un enchufe y otro, si están situados muy cerca. Por lo tanto, si evitamos taladrar en la vertical de enchufes e interruptores, así como en la proximidad de cajas de registro, es casi seguro que no tocaremos ningún cable. Si tenemos dudas y queremos hacer un agujero en la proximidad de un enchufe o un interruptor, siempre podemos quitar la tapa y ver desde qué lado de la caja de mecanismos llegan los tubos.
02 Tuberías y bajantes
La aparición de tuberías en el camino de nuestra broca es una de las peores sorpresas con las que nos podemos encontrar; y peligrosa, además, porque hay que tener en cuenta que estamos trabajando con una herramienta eléctrica.
Las tuberías generalmente discurren en sentido horizontal o vertical desde los grifos, y también entre radiadores; así que, de forma parecida a como ocurre con los cables, generalmente evitaremos dar con una si no taladramos en la vertical de un grifo. De todas maneras, las tuberías de cobre suelen oponer cierta resistencia a las brocas para hormigón (que será la que estemos usando, presumiblemente, el taladrar una pared). Por lo tanto, a la menor resistencia será mejor que paremos para asegurarnos. Las tuberías plásticas, cada vez más utilizadas para circuitos de climatización, son otra historia…
En cuanto a las bajantes, podemos imaginar su presencia, pues generalmente la distribución es exactamente la misma para cada vivienda de una misma mano/planta. Allí donde tengamos un desagüe, habrá, por tanto, una bajante.
03 Perfilería de aluminio
Las paredes de yeso laminado suelen estar constituidas por placas estándar de 1,20 metros de ancho, dispuestas sobre un trasdosado de perfilería de aluminio que puede presentar montantes cada 60 centímetros o cada 40 centímetros.
Agujerear un montante no compromete en absoluto la estabilidad de la pared, es más, puede ser una buena idea si queremos un anclaje más fuerte; sin embargo, es un auténtico engorro dar con ellos si lo que tenemos a mano son tacos basculantes o autorroscantes para yeso laminado (descubre aquí todo lo que debes saber sobre tacos de fijación).
Ahora bien, sabiendo que los montantes estarán siempre cada 40 o 60 centímetros, podemos asegurarnos de hacer el agujero en un punto despejado, siempre que contemos con algo de margen para escoger el punto de anclaje. Simplemente tenemos que escoger un punto determinado y medir su distancia respecto a ambas esquinas de la pared. Si dicha distancia en centímetros nos da una cifra múltiplo de 40 o de 60, es posible que debajo haya un montante.
04 Forjados
Las construcciones modernas, en nuestro país, suelen consistir en un “esqueleto” de hormigón armado (es decir, vertidos de hormigón que encierran una malla metálica conocida como forjado o mallazo) y un “cierre multicapa” de los huecos de dicho esqueleto, que muy a menudo es de ladrillo en el perímetro de la vivienda y de tabiques de yeso laminado para las paredes intermedias.
Si en nuestra vivienda quisiéramos taladrar una parte de ese esqueleto (básicamente columnas y vigas vistas, pero también techos no falseados), podríamos estar seguros de que no nos íbamos a topar con cables, bajantes o tuberías, pero existe la posibilidad de que la broca se cruce en el camino con una barra corrugada de las que componen el forjado. ¿Compromete en algún modo esto la estructura? No, en absoluto. Sin embargo, atravesar un corrugado de los que forman parte de un mallazo puede ser una tarea titánica para un taladro doméstico. La solución suele consistir en sacar la broca e intentarlo otra vez en algún punto próximo.