Una de las tareas más engorrosas después de haber llevado a cabo un trabajo de cierta envergadura dentro de casa es la de limpiarlo todo después. Da igual si hemos estado trabajando con cementos, plastes, masillas o pinturas, llega un momento en el que nos parece que acabaríamos antes mudándonos que limpiándola. A esta desagradable tarea “post obra” es a la que vamos a dedicar el post de hoy. Y lo hacemos con estos consejos:
01 Prepararlo todo antes
Parece una obviedad, pero cuanto más tiempo pasemos protegiendo la zona alrededor de aquella en la que vamos a trabajar, menos duro será limpiarlo todo después. En esta tarea nuestros mejores amigos serán la cinta de carrocero, el papel de pintor y el cartón protector de suelos.
Debido a su grosor, el cartón protector evitará que rayemos el suelo al pisar un trozo de escombro y también que la pintura empape y acabe traspasando hasta el suelo (a no ser que se trate de un vertido muy grande). El papel, por su parte, es más fácil de cortar y resulta menos engorroso que el plástico para cubrir apliques, rodapiés, etcétera. Y utilizando ambos, evitamos utilizar plásticos de un solo uso, cuyo uso plantea un problema moral, ahora que sabemos lo perjudiciales que son para el medio ambiente.
02 El polvo de lijado
Es sin duda la peor consecuencia de los trabajos que incluyen la utilización de plastes y masillas. El lijado es un paso fundamental para lograr un buen acabado, pero resulta en una nube de polvo que se mete por todas partes.
En Bricopared os hemos ofrecido un par de trucos para minimizar este problema. Uno de ellos consiste en lijar con la boca de la aspiradora en ristre, a fin de que esta se trague la mayor parte del polvo desprendido. Es un remedio muy bueno para lijados pequeños, pero si lo utilizamos durante el lijado de toda una pared, fácilmente podemos acabar saturando el filtro de la aspiradora. Para estos casos, en cambio, os ofrecíamos esta solución, que pasa, ahora sí, por utilizar mucho plástico.
03 Limpiar las herramientas
Si bien los trabajos que incluyen plastes y masillas son un gran engorro cuando toca lijar, a la hora de limpiar las herramientas son los más agradecidos. Solo hace falta un poco de agua para dejar llanas y espátulas como nuevas (siempre que no hayamos dejado que se sequen, claro).
En los trabajos con pintura, en cambio, es ahora cuando empieza el engorro. Nuestro consejo es limpiar las herramientas inmediatamente después de haber terminado de pintar la última mano. Entre mano y mano, en cambio, podemos recurrir a este truco del que os hablamos en su día.
Para limpiar brochas y rodillos aplicaremos abundante agua y escurriremos cuantas veces sea necesario. Para escurrir brochas y paletinas basta con tomar el pelo entre las manos y apretar, pero para los rodillos lo mejor es hacerlos rodar sobre una bandeja de pintor limpia. No trates de escurrir las herramientas agitándolas si no quieres tener gotelé en el baño (o dondequiera que estés limpiándolas).
Cuando la herramienta haya expulsado la mayor parte de la pintura utilizaremos Limpión de Beissier para terminar de limpiarla. Basta con dejarla sumergida en un recipiente con Limpión durante un cuarto de hora y después aclarar con abundante agua.
Para pinturas al disolvente o sintéticas también podemos utilizar aguarrás.
04 Limpiar las manchas de pintura
Para limpiar goterones y otras manchas de pintura en aquellas partes que no hayamos protegido utilizaremos Limpión de Beissier. Podemos utilizarlo sobre suelos cerámicos, gres, suelos laminados, rodapiés, apliques, radiadores… Si hemos utilizado pinturas al disolvente, también podemos utilizar aguarrás sobre superficies no porosas.
05 Limpiar restos de cemento, plaste o masilla
En trabajos de cierta envergadura con cementos plastes y masillas no es raro que descubramos algún goterón seco en el suelo o en alguna otra pared, después de haber retirado las protecciones de cartón o papel. En estos casos podemos emplear agua para ablandar el pegote y después rascar con una espátula y mucho cuidado.
También podemos utilizar Quitacementos de Beissier en algunas superficies (ladrillo, cerámica, gres, en suelos, balcones, fachadas…). Pero atención, porque en otras no es buena idea usarlo; concretamente en aquellas que sean sensibles a los ácidos (mármol, terrazo, suelos de mosaico hidráulico, piedra natural, superficies metálicas (zinc, aluminio, cromados,…), tejidos, alfombras, superficies barnizadas, suelos de madera y cristales satinados.
Para aplicar Quitacementos, si la superficie es absorbente, la mojaremos previamente con agua. Después aplicaremos el producto directamente sobre la mancha, extendiéndolo con ayuda de un cepillo o una esponja. Se puede usar diluido hasta en 5 partes de agua. Una vez haya actuado el producto aclarar con abundante agua la superficie tratada.
Pero sin duda, el mejor consejo que se puede dar en estos casos es el de ser muy ordenados y muy cuidadosos durante todo el trabajo. Así, sin duda, minimizaremos el tiempo de limpieza una vez que hayamos terminado.