Una de nuestras seguidoras en Gran Canaria, Sara Alonso, se propuso modernizar la antigua casa de sus abuelos antes de entrar a vivir en ella. Entre las muchas que cosas que ha cambiado, encontró un reto especialmente duro.
Lo que más disgusto me costó fue el ropero, más que antiguo, que es de formica lacado, tan brillante que podía maquillarme mirándome en él. Todo el mundo me decía que iba a ser imposible pintar ese ropero, que me olvidara de eso y que empezara a mentalizarme de que iba a tener que verlo todas las noches, pero yo decidí darle una oportunidad. Armada con un bote de pintura Todo Terreno y otros dos de pintura para madera convertí el antiguo ropero de mis abuelos en un ropero mucho más moderno.
El resultado es espectacular y demuestra que con los materiales adecuados, un poco de trabajo y mucho gusto, un mueble viejo se puede convertir en una pieza única. A nosotros nos encanta, Sara. ¡Enhorabuena por tu gran trabajo!
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