Uno de los problemas que se nos presentan cuando queremos pintar una habitación de un color diferente al que tenía, es el de los radiadores. La mayoría de ellos están muy pegados a la pared y resulta muy difícil pintar detrás. Igualmente complicado resulta colocar aislante entre el radiador y la pared, algo que como ya dijimos en este post, hará tu casa algo más eficiente.
Hoy vamos a mostraros cómo podéis desmontar los radiadores (la mayoría de los modelos, al menos), algo que os permitirá pintar detrás o poner la mencionada manta aislante. Podéis aprovechar este trabajo, además, para pintar el radiador en caso de que su pintura original haya saltado debido a algún golpe.
01 Cierra el paso de agua
El primer paso consiste en cerrar la llave de paso de cada radiador que queramos desmontar. Es importante aclarar que nos referimos a la pequeña llave que se utiliza para purgar los radiadores, sino a la llave que conecta el radiador con el circuito de calefacción.
Esta llave puede ser más o menos visible, aunque siempre está situada en la parte baja del radiador. Algunos modelos de radiador traen un mando que permite cerrar el paso a mano, mientras que en otros tendremos que retirar una tapa para acceder a la llave. En estos casos, generalmente, necesitaremos utilizar una llave allen para cerrar el paso del agua.
Una vez que hayamos cerrado la llave el radiador estará aislado del circuito general de la calefacción y será posible, por lo tanto, utilizar la calefacción normalmente en el resto de la vivienda.
02 Vacia el radiador
A continuación tenemos que vaciar el agua que contiene el radiador. Para ello aflojaremos la gran tuerca situada junto a la llave de paso que acabamos de manipular. Previamente, eso sí, habremos situado una palangana debajo para recoger el agua.
Importante: En este punto no podemos marcharnos y esperar a que el radiador se vacíe solo, o nos encontraremos la habitación llena de agua a la vuelta. Los radiadores tienen mucha capacidad (unos 5 o 6 litros los pequeños, en torno a 8 litros los medianos y alrededor de 15 litros los grandes), así que será necesario cerrar la tuerca y vaciar la palangana varias veces.
03 Descuelga el radiador
Una vez que el radiador está prácticamente vacío, ya podemos retirarlo de la pared. Basta con desconectarlo del tubo en el que hemos estado trabajando hasta ahora y ya podemos descolgarlo de sus soportes. Algunos modelos de radiador tienen un conducto de entrada y otro de salida. En este caso habrá que desconectarlo de ambos puntos.
A la hora de retirar el radiador conviene que tapemos el orificio de entrada con el dedo, porque gran parte del agua, y del agua más sucia además, seguirá en la parte baja del aparato y puede salir en el proceso de descuelgue. Una vez que hayamos retirado el aparato lo inclinaremos sobre una palangana para vaciarlo del todo.
04 ¡Comienza el bricolaje!
Ya tenemos nuestro radiador desmontado. Ahora podemos pintar la pared sin obstáculos de por medio o bien aislarla mediante una manta térmica.
También podemos aprovechar para pintar el propio radiador, si vemos que tiene desperfectos, algo muy habitual si ha sufrido algún golpe. Para ello, eso sí, utilizaremos pintura Todo Terreno al Agua, no solo por su extraordinaria capacidad de adherencia, sino porque además soporta sin problemas temperaturas de hasta 100º.
05 Vuelve a montar el radiador
El proceso para volver a colocar el radiador en su sitio es muy sencillo, basta con dar los mismos pasos en orden inverso. Tendremos que asegurarnos, eso sí, de que la calefacción no está encendida cuando volvamos a abrir la llave de paso.
Para terminar, una vez que la llave esté abierta será necesario meter presión en el circuito, es decir, reintroducir todos esos litros de agua que hemos extraído del radiador previamente. Esto se hace desde la llave de paso que viene en la caldera y prestando mucha atención al manómetro, porque si nos pasamos de presión tendremos que sacar algo de agua del circuito.
Como veis, desmontar radiadores para poder trabajar detrás no es algo complicado. Solamente es importante dar los pasos en el orden correcto y, tal vez, ¡tener una fregona a mano por lo que pueda pasar!