Normalmente, para los aficionados al bricolaje, pintar una estancia es un trabajo que requiere, aparte de la pintura y las herramientas, mucha cinta de carrocero, papel de pintor o plásticos.
Enmascarar una estancia antes de pintarla (tapar los rodapiés y los marcos de puertas y ventanas, cubrir los apliques de luz, etc.), puede llevarnos un buen rato y, además, si no lo hacemos bien, el resultado puede ser muy malo. Sobre todo si hemos pintado la pared de un color distinto al anterior.
Y sin embargo, enmascarar una estancia antes de pintarla no es un paso obligatorio. Muchos pintores profesionales con años de experiencia confían en su destreza para pintar sin haber cubierto poco más que el suelo. Pero ¿Cómo son capaces de pintar los encuentros entre paredes, o al ras de los rodapiés, por ejemplo? Mediante la técnica de florecimiento.
La técnica de florecimiento no es algo recomendable para quien pinte una pared por primera vez, pero si lo tuyo es la pintura y tienes algo de experiencia, puedes intentar ponerla en práctica. Así es como se hace:
01 Siempre con brocha o paletina, nunca con rodillo
Para pintar en puntos delicados como los arriba mencionados, utilizaremos brochas o paletinas, nunca rodillos. Además, como la técnica del florecimiento depende de que las cerdas se abran más o menos en función de la presión que apliquemos a la herramienta, cuanto mejor sea la calidad de esta, mejor resultado obtendremos.
02 La carga perfecta de pintura
Para que la técnica funcione, la herramienta debe tener la carga justa de pintura, ni más ni menos. Con demasiada pintura es fácil que la herramienta suelte demasiado producto y manche la superficie que estábamos tratando de evitar, y con poca pintura, las cerdas se secarán y se peguen entre sí, dejando un acabado estriado muy feo.
03 Técnica del florecimiento
La técnica del florecimiento consiste en colocar la paletina de forma paralela al trazo que vayamos a dar. Es decir, que la herramienta correrá presentando su lado estrecho. Si usamos una brocha, obviamente, dará igual, al ser esta redonda.
Colocaremos la herramienta a unos centímetros del borde “crítico”, ligeramente inclinada y presionaremos un poco hasta ver como uno de sus extremos se abre en abanico (o como una flor, de ahí el nombre).
A continuación comenzamos con el trazo deslizando la herramienta oblicuamente, de forma que se acerque poco a poco (nunca perpendicularmente) hacia la superficie crítica que no hemos enmascarado. Al llegar junto a dicha superficie corregiremos la trayectoria y correremos la herramienta paralelamente, justo sobre el borde. Si no variamos la presión sobre la herramienta, las cerdas mantendrán su posición y nos permitirán un nivel de precisión muy alto.
Obviamente, esta es una técnica complicada que necesita mucha práctica. Nosotros te recomendamos que, si te atreves a ponerla en práctica, comiences probando en puntos no críticos, como por ejemplo el encuentro entre dos paredes que vayas a pintar del mismo color.