Manipular grandes planchas de yeso laminado no es fácil. Es normal que algunas placas sufran golpes durante el trasporte o el trabajo, pero descartarlas nos encarecería mucho la reforma. Así pues, con las placas ya colocadas, es el momento de arreglar todos esos desperfectos.

Es una operación muy sencilla. Consiste, básicamente, en tapar cualquier orificio con pasta de agarre o, por comodidad, con la misma pasta para juntas. El objetivo es rebajar cualquier protuberancia con el cúter o la espátula. No es necesario que quede bonito, el objetivo es que todo quede al ras.

Empezamos con el enmasillado más sencillo: tapar las cabezas de los tornillos que unen las placas con las guías.  Para ello comenzamos pasando la espátula limpia sobre cada tornillo; de este modo detectaremos cualquier tornillo que sobresalga. Todas las cabezas deben quedar ligeramente por debajo de la superficie de las placas.

A continuación, aplicamos la pasta cargando muy poco la espátula. Es útil utilizar dos espátulas para ir controlando la carga que queremos aplicar. Haremos dos pasadas perpendiculares. De momento no debemos preocuparnos por que la pasta quede al ras de las planchas, eso lo conseguiremos más adelante con el lijado.

Mientras montabas la pared, seguro que te has fijado en que los lados de las placas de yeso laminado están biseladas. Este rebaje sirve para que la pasta de juntas no rebose, de manera que cuando acabemos no se note la unión entre ellas. Sin embargo, también es posible que te encuentres con una “junta mala”; estas se producen cuando hemos utilizado un recorte, con lo que se encuentran dos placas sin bisel. La manera de proceder es igual en ambos casos, pero hay que ser más cuidadoso con las “juntas malas”.

Para colocar la venda, comenzamos aplicando pasta a lo largo de toda la junta. Después, cortamos un trozo de cinta del tamaño necesario y la pegamos con la mano sobre dicha pasta. A continuación, presionando sobre uno de los extremos para evitar que la cinta se mueva, pasamos la espátula a todo lo largo. De ese modo la venda queda bien pegada con la pasta que hay debajo. Por último retiramos con la espátula la pasta sobrante que se habrá escurrido por los bordes de la cinta.

En este primer paso, dejaremos que la pasta seque; más adelante, con el primer tendido, taparemos la venda.

Para las uniones en ángulo, es decir, donde se unen las placas con el techo o con otras paredes, procederemos exactamente igual. Y lo mismo vale para el guardavivos. En este caso sólo debes recordar que las pletinas de metal deben colocarse en contacto con la pared.

El primer tendido consiste en ir tapando las cintas con pasta. Es ahora cuando empezamos a rellenar los huecos dejados por los biseles. Para este primer tendido resulta muy útil una espátula más ancha de lo habitual.

Una vez que el primer tendido está seco, debemos lijar sobre todos aquellos lugares en los que hayamos aplicado pasta. Para ello nos podemos valer de un taco de lija o de una lijadora orbital, pero miraremos que la lija sea fina (nº180).

Los pasos 4 y 5 se pueden repetir cuantas veces creamos oportuno, dando un segundo y tercer tendido. Con cada tendido iremos haciendo que la pasta que tapa las juntas coja más y más anchura, consiguiendo así un lucido mejor.

El último lijado debe ser especialmente cuidadoso pues, ahora sí, debería quedar todo (tornillos, juntas, esquinas…) al mismo nivel.

Antes de fijarlas, conviene que alises la esquina para garantizar que la cantonera se fije correctamente. Simplemente aplicaremos  un poco de Aguaplast sobre los desperfectos de forma que la masilla rebose. Alisa la zona deslizando una espátula sobre el material aplicado. También puedes utilizar una práctica llana de 90 grados, lo cual facilita mucho la operación.

Una vez hecho esto, espera a que la mezcla se seque (alrededor de 30 minutos) y líjala para dejarla lo más plana posible. Limpia los restos de material y ya puedes instalar tu cantonera.

Para colocar la cantonera, solo aplica cola sobre la pared o el aplique (o en ambos, dependiendo del tipo de cola) y colócalo en la esquina cuidadosamente. Recuerda que puedes adquirir cantoneras de tamaño estándar o a medida, de acuerdo con tus necesidades. No te olvides medir la altura de la pared antes de acudir a tu ferretería o centro de bricolaje.

También existen cantoneras que se colocan sobre una guía previamente fijada a la pared. En este caso necesitarás un taladro para colocar la guía.

Vamos a reparar golpes profundos o agujeros, por lo que es casi seguro que habrá polvo de ladrillo, yeso u otro tipo de restos de material. Antes de aplicar Aguaplast Rellenos es necesario limpiar a fondo la zona. Podemos utilizar un cepillo para retirar los restos mayores. Un truco muy bueno es terminar pasando el tubo de la aspiradora para quitar el polvo de yeso.

Como en cualquier trabajo de bricolaje, aquí también es importante limpiar la zona sobre la que vayamos a aplicar el plaste. También resulta interesante imprimar la superficie, pues al reducir la capacidad de absorción del soporte, contribuimos a evitar la merma del plaste después del secado, si bien Aguaplast Rellenos apenas merma.

Además, si el Aguaplast Rellenos va a estar en contacto con algún elemento metálico, como por ejemplo un forjado que haya quedado a la vista, es recomendable que lo protejamos contra la corrosión antes de aplicar el plaste. Para ello podemos dar una mano de pintura Todo Terreno u otra imprimación anticorrosiva.

En un cubo de plástico, añadiremos 0,5 litros de agua por cada kg de producto. Después mezclaremos a mano hasta obtener una pasta consistente y homogénea.

Una vez tengamos lista la mezcla es importante no dejar pasar demasiado tiempo,  Aguaplast Rellenos se puede trabajar durante aproximadamente una hora, no más.

Aplicamos la mezcla con la ayuda de un llana o una espátula metálica. Una vez terminado el trabajo, limpiaremos las herramientas inmediatamente.

Aguaplast Rellenos es un plaste muy fino, pero si lo que quieres es un acabado perfecto, puedes aplicar, una vez haya secado el relleno, un plaste específico como Aguaplast Acabados.