El fratasado se suele hacer con morteros, pero también queda bien con plastes de grano no demasiado fino. En cualquier caso, aplica el producto tratando de dejarlo lo más plano posible. Si lo has aplicado en un suelo, usa una regla de albañil para nivelar; si es una pared, usa la llana para dejarlo todo lo mejor que puedas. No te preocupes por las crestas, se trata de dejar el conjunto lo más regular posible.

El fratasado debe hacerse con el producto aún húmedo, pero no recién aplicado. Es decir, debemos dejar que seque hasta un punto muy concreto. Generalmente se suele decir que es hora de fratasar cuando al presionar con el pulgar debemos hacer algo de fuerza (no mucha) para dejar huella y ésta permanece; es decir, no se cierra por la propia viscosidad del mortero.

Puedes humedecer la talocha, o bien la superficie a talochar. Pero ojo, ¡humedecer no significa mojar! Si no te quieres complicar la vida, puedes comprar un pulverizador de plástico barato.

Empieza ahora a pasar el fratás con movimientos circulares. Verás que a su paso la superfice se llena de agujeritos muy regulares, y que la herramienta se lleva por delante las crestas y demás protuberancias. En conjunto la superficie empieza a regularizarse a la vez que cobra una textura granulada muy particular.

Si has usado un mortero muy basto u hormigón fino, puede ser que el fratás arrastre algo de grava, que creará surcos más marcados. Retira la graba, humedece y repasa la zona.