Las uniones de lazo recto son un recurso muy utilizado en trabajos de ebanistería. Se trata de una forma de unir dos planos o planchas de madera en un ángulo de 90º grados mediante una serie de dientes en cada plancha que se entrelazan. Normalmente este recurso se utilizaba en las uniones interiores de los cajones y los armarios, porque su acabado almenado no era considerado demasiado vistoso, pero en muebles rústicos es un acabado que queda muy bien. Y, además, es un trabajo relativamente sencillo de llevar a cabo.
Para hacer uniones de lazo recto, aparte de la madera cortada en las medidas requeridas, vamos a necesitar una sierra de costilla, una sierra de arco de tres posiciones, una escuadra de carpintero, un formón y una maza. Estos son los pasos a seguir.
01 Tomando medidas
Lo primero que debemos hacer es marcar el grosor de cada tabla en el extremo de la otra. En este trabajo vamos a dar por hecho que ambas planchas son del mismo grosor, que es lo habitual para este tipo de uniones. Al marcar el grosor en el borde de la tabla opuesta obtendremos el tamaño de cada diente y cada hueco (es decir, la “altura” de unos y la “profundidad” de los otros). Hacer esta marca es tan sencillo como colocar una plancha de canto en el extremo de la otra y trazar una línea con el lápiz por detrás. Esto lo haremos en cada lado de cada plancha.
En cuanto a la anchura de cada diente y cada hueco, también es muy fácil de calcular. Lógicamente una da las dos planchas va a tener un diente más que la otra, pero la suma de huecos y dientes será igual en ambas. Así que dividiendo la anchura (ojo, la anchura, no el grosor) de una tabla entre el número de dientes+huecos que consideremos suficientes, ya tendremos la anchura de cada diente.
A continuación, ayudándonos de la escuadra de carpintero, trazaremos la división entre dientes y huecos, como líneas perpendiculares a la primera que hemos marcado (la del grosor de cada tabla). Esto lo haremos en ambos lados de cada plancha y prolongando la línea por el canto de la tabla.
Después de hacer esto situaremos ambas planchas sobre una superficie lisa y, alineándolas, comprobaremos que, efectivamente, las marcas coinciden. Finalmente marcaremos qué cuadraditos se van a quedar como diente y cuáles se convertirán en huecos. Ten en cuenta que los huecos de una plancha tienen que coincidir con los dientes de la opuesta.
02 Cortando
A continuación vamos a hacer los cortes de lo que serán los bordes laterales de cada diente. Los cortes los haremos atacando el canto de la plancha y con la sierra de costilla. Situaremos la hoja siempre sobre el borde del lado que vaya a convertirse en hueco. Si situamos la hoja directamente sobre la línea marcada, la sierra se comerá unos milímetros que después crearán holguras.
Una vez que tengamos cortadas todas las uniones entre hueco y diente, tomaremos la sierra de arco. Poniendo la hoja con los dientes en posición lateral, la pasamos por uno de esos huecos y, girando la muñeca, cortamos perpendicularmente para formar el fondo de cada hueco. Aquí es importante que no nos ciñamos demasiado a la línea marcada, porque la sierra de arco es un instrumento bastante poco preciso si lo utilizamos así. Lo mejor será cortar un par de milímetros sobre esa línea.
03 Perfeccionando el corte
Será el formón el que utilicemos para perfeccionar el corte y definir perfectamente los dientes y los huecos. Para ello comenzaremos hendiendo las líneas que hemos marcado y no hemos alcanzado con la sierra de arco. Esto lo haremos sin golpear con el formón, es decir, simplemente presionando con el lado plano de la herramienta sobre las líneas marcadas. Una vez que tengamos todas las líneas hendidas sí podemos empezar a golpear con la maza para ir desprendiendo láminas de madera con la mayor precisión.
04 Repitiendo el proceso en la sgunda tabla
Para hacer la segunda tabla procederemos exactamente de la misma manera, pero teniendo en cuenta que, en esta ocasión, lo que en la otra son dientes, en esta deben ser huecos. También tomaremos la precaución de situar la hoja de la sierra de costilla siempre sobre el lado que ha de ser un hueco. Puede que haciéndolo así nos encontremos con que a la hora de encajar ambas planchas los huecos sean demasiado estrechos y los dientes demasiado anchos, y por lo tanto no encajen, pero ante esta situación siempre podemos rebajar un poco los dientes y conseguir una unión prieta, mientras que si nos pasamos con la anchura de los huecos, no habrá marcha atrás y la unión quedará floja por mucho que la enconlemos.
Una vez que tengamos listas ambas planchas, no queda sino encajarlas entre sí y encolarlas. Un buen lijado de ambas piezas unidas y una mano de barniz cubrirán cualquier imperfección o pequeño hueco que pueda haber entre ambas planchas.