Los dormitorios son lugares tranquilos y totalmente personales. Es aquí donde radica el verdadero espíritu de esta habitación que no es sino una expresión de tu personalidad.Si no estás seguro del estilo que más te identifica, lo mejor es inspirarse en fotografías de revistas o blogs de decoración y analizar muy bien los detalles.
Una vez hayas escogido el estilo, el primer soporte que deberíamos estudiar serían las paredes de los dormitorios. No tenemos que ser tan sobrios como en otras partes de la casa. Puedes dejar volar tu imaginación y utilizar papeles pintados, paredes texturadas, estucados rústicos o los clásicos revestimientos visualmente ligeros como la pintura.
Si te gustan los colores fuertes, ¿quien te ha dicho que este no es un sitio en el que los puedas utilizar? Utiliza estos colores en una sola pared, por ejemplo en la del cabecero. Esto hará que el foco visual se centre sobre esa zona.
Ya sabemos que los esquemas monocromáticos son un opción perfecta para no equivocarnos, ya que es un estilo elegante que pega en cualquier lugar. Sin embargo si eres rebelde, a este esquema puedes añadir un poco de color, por ejemplo con cojines, lámparas o algún otro objeto. Hará que tu habitación sea deslumbrante. Las combinaciones de colores beige, crema y crudo son maravillosos en una mañana soleada. Los colores pastel, siempre que no sean muy apagados, conllevan un magnífico aspecto vintage. Los colores oscuros son suaves, elegantes y sofisticados.
En suelos es conveniente utilizar cualquier material cálido ya que tienes que pensar que es lo primero que vas a pisar al levantarte de la cama. Lo ideal es colocar una alfombra, cuánto más mullida sea más agradable será la sensación de pisarla con los pies descalzos.
Generalmente en la decoración se le da poca a importancia a los techos. Pero si hay un lugar de casa donde más se vean es en este. No te cortes y dale un toque agradable, con pintura de tonos suaves o alguna pegatina de vinilo casual que le de un toque diferente.
La iluminación en del dormitorio tiene que ser suave, acogedora, relajante y a poder ser regulable. Diseña la distribución de l iluminación por la habitación dependiendo del uso que quieras darle. Si te gusta leer en la cama tendréis que disponer de luz auxiliar. Evita siempre la luz central, ya que aparte de que entristece la habitación, os molestará cuando estáis tumbados.
Francisco Silván – Arquitecto de Interior