El dormitorio es uno de los espacios de nuestra casa en los que pasamos más tiempo. Decorarlo de una forma personal y que nos guste es esencial para poder disfrutar totalmente de nuestro cuarto. A la hora de darle un lavado de cara a esta habitación tan nuestra, es fundamental fijarnos en estos cuatro factores:
01 La cama
Procura que la distribución de los muebles gire en torno a un elemento principal, la cama. Es indispensable que elijas el lugar más adecuado para situarla, procurando que haya un paso fluido hacia ella. Conviene pues que evitemos entorpecer la estancia con armarios, mesillas o sillas.
El cabecero de la cama es otro elemento que también llamará la atención nada más entrar en la sala. Atrévete a innovar utilizando planchas de madera o metal. Si te gusta el estilo vintage te aconsejamos utilizar un cabecero de metal enrejado, perfecto para dormitorios de estilo retro. También puedes forrar el cabecero con alguna tela que te guste. ¿Qué tal darle un aire rústico con una tela de saco o alegrar la habitación utilizando un patrón florido? Si tu cama se encuentra situada contra una pared por problemas de espacio (o simplemente porque te gusta así), puedes colocar cojines apoyados a lo largo de la superficie. Así crearás un bonito futón que hará las veces de sofá.
02 Las paredes
Evita utilizar colores demasiado brillantes que puedan llegar a cansarte, ya que el dormitorio, por definición, está orientado al descanso. Tonos pastel, claros o neutros son tus grandes aliados. Para dar un efecto de mayor profundidad puedes pintar de un color diferente o más oscuro la pared sobre la que se encuentra situada la cama, lo que abrirá visualmente el espacio.
03 Los muebles
Los muebles que utilices serán fundamentales para definir el estilo. Utiliza muebles de maderas claras para aportar serenidad, o si lo prefieres, coloca mesillas o cabeceras de maderas marrón oscuro o chocolate, para dotar al dormitorio de puntos llamativos sin llegar a cansarnos.
04 La luz
La luz desempeña un importante papel en el dormitorio. Procura que sea luminoso, pero sin llegar a molestar. Para habitaciones donde incide mucho el sol, puedes colorar unas cortinas de tejido ligero de algún color que tiñan la habitación. De esta manera conseguiremos reducir la luz a la vez que creamos un espacio íntimo y alegre.
Si tu dormitorio se caracteriza por tener poca luz, puedes instalar lámparas en las mesillas cuya luz incida directamente sobre la pared. Conseguiremos una agradable luz indirecta que degradará el color de la pared al proyectarse sobre ella, lo que creará un efecto relajante.